
Existe una gran diferencia entre la Verdad, como en la verdad espiritual y la verdad, como en la verdad material. La verdad espiritual no tiene juicios o críticas, está completamente desapegada de cualquier resultado y sostiene una creencia, somos perfectos en cada forma. La verdad material es en donde tenemos juicios, críticas, estamos apegados a los resultados y expectativas, y creemos que somos seres imperfectos buscando perfección, la cual nunca podremos lograr por nuestra inherente perfección. La verdad material es lo que nos mantiene en nuestras experiencias kármicas, nuestros sentimientos de insuficiencia, impotencia, falta de mérito y miedo.
Si la Verdad espiritual es la que ha sido verdad por tanto tiempo, ¿por qué nos ha tomado tanto tiempo comenzar a entenderla? Después de todo, somos seres espirituales teniendo una experiencia humana, así que la verdad espiritual debería ser obvia para nosotros. Y lo es, escondida detrás del velo de nuestras creencias humanas, percepciones y entendimientos. Nuestro viaje humano se trata de trascender el velo, quitar la ilusión y crear un puente entre los mundos material y espiritual. Vinimos aquí para hacer este trabajo y ahora que lo hemos hecho podemos comenzar a aceptar la Verdad espiritual y aprender a vivirla, en lugar de la verdad material que ha sido la fuerza guía de nuestras vidas de existencia.
Aunque la Verdad espiritual es mucho más placentera y satisfactoria que la verdad material, es muy difícil que nosotros creamos que puede ser nuestra verdad. Con mucha frecuencia tenemos muchos ejemplos de verdad material en nuestra vida y no muchos de Verdad espiritual. Nuestro mundo, el cual creemos que es verdad, con frecuencia refleja le miedo, la carencia de abundancia y pobreza espiritual que aceptamos como verdad. Y cuando vivimos con una verdad que está enfocada en la carencia y el miedo cada aspecto de nuestra realidad refleja eso. La verdad material nos dice que debemos luchar y sufrir, que somos imperfectos, y que no podemos crear lo que queremos y que estas son las creencias que debemos superar para crear la realidad que el Espíritu nos dice que es la Verdad real. Pero, ¿cómo cruzamos ese puente?
Podemos comenzar recordando que la Verdad espiritual refleja la voluntad del Creador en nuestra vida, tener paz, alegría y abundancia. Esta verdad fluye para nosotros desde el Universo y cuando llega al plano material se distorsiona ya que se filtra a través de lo que creemos que es verdad sobre nosotros mismos, una verdad que está basada en nuestra experiencia del mundo material. Esta experiencia material no hace hacer preguntas como "¿Por qué Dios permite que esto pase?" o "Yo no soy digno de más". Convertirse de la verdad material a la espiritual puede ser fácil como voltear la página de un libro o despertar de una pesadilla al amanecer de un brillante y prometedor nuevo día.
Es nuestro libre albedrío lo que nos permite aceptar la verdad material como nuestra verdad y ese mismo libre albedrío puede abrir nuestros ojos a la belleza de la Vedad espiritual, que efectivamente somos seres espirituales, con la autoridad para crear la realidad que deseamos, para nosotros y para el mundo. Lo que entonces aprendemos es que solamente existe la Verdad espiritual, esa verdad material es un pequeño reflejo de la belleza, alegría, amor incondicional y paz que es nuestra por simplemente reconocernos como parte de un amoroso Creador cuya voluntad siempre ha sido que nosotros aceptemos y vivamos a través de la Verdad.
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